Punto de Vista – El Nuevo Día

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Columna de opinión publicada el 7 de julio de 2022 en El Nuevo Día.

Tres legislaciones negativas para el sector de restaurantes en Puerto Rico

La gran mayoría de los dueños de restaurantes son pequeños empresarios puertorriqueños que se levantan todos los días a atender su clientela, enfrentando los retos del día a día. A pesar de los altos costos de hacer negocios en Puerto Rico, no escatiman esfuerzos para ofrecer un buen producto y el mejor servicio.

La industria de restaurantes ha sido de las más afectadas por la pandemia. Hemos enfrentado cierres, pérdida de empleados y restricciones de todo tipo han afectado a este importante sector. A pesar de que el sector cualificaba para ser receptor de fondos CARES y ARPA, fuimos los menos beneficiados por estos incentivos que sí ayudaron a otras industrias. A pesar de esto, continuamos firmes dando el resto.

Nos sentimos frustrados por la presentación y aprobación de leyes por personas que no tienen el conocimiento sobre lo que conlleva mantener un negocio, expresa Mateo Cidre. (Agencia EFE)

Ahora bien, sí nos sentimos frustrados por la presentación y aprobación de leyes por personas que no tienen el conocimiento sobre lo que conlleva mantener un negocio, y cuyo resultado ha sido encarecer y aumentar el costo de hacer negocio en Puerto Rico.

Durante esta sesión legislativa se han aprobado tres proyectos que impactan los costos operacionales de nuestra industria.

El primero es el que enmendó la reforma laboral. Esta ley incrementa los costos de nómina, no solo con el aumento en beneficios, sino en agregado, en el aumento al salario mínimo y otros cambios recientes en la legislación laboral.

 

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El segundo es el PC 1133, que establece un salario mínimo de empleados que reciben propinas, proyecto que representa otro golpe a la industria debido a que continúa encareciendo las operaciones de los restaurantes. El salario mínimo de los meseros es $8.50, no $2.13 como han tratado de hacer creer, porque si el mesero no llega al salario mínimo, el patrono está obligado a pagar la diferencia. Según un sondeo realizado por Inteligencia Económica, actualmente el salario de los meseros fluctúa entre $18 y $30 la hora.

Por último, la ley 51, que prohíbe el uso de plásticos para servir comida, lo que conllevará un incremento significativo en costos en un momento que todo cuesta más.

A esto se suman aumentos desmedidos en los costos de materiales, alimentos, luz, agua, gas y gasolina, entre otros.

La forma más sencilla de manejar esto sería pasar los costos al consumidor, incrementando los precios o, peor aún, adquirir productos de baja calidad. En ambas instancias, tanto el dueño como el cliente se perjudican.

¿Hasta cuándo? Somos una de las industrias que más aporta a la economía local, contribuyendo con 59,000 empleos directos y otros 40,000 indirectos. Queremos continuar aportando, pero cada vez se nos hace más difícil operar por legislaciones como estas. Nos están estrangulando.

El gobierno debe ser un ente facilitador. Debe enfocarse en identificar avenidas que faciliten el ecosistema de negocios, incluyendo evitar la sobreregulación y manteniendo controlados los costos de agua y luz, entre otros. Señores legisladores, no podemos seguir aprobando proyectos para las gradas, pero cuyo único efecto es estrangular al empresario puertorriqueño que lo único que quiere es trabajar, echar pa’ lante y no depender del gobierno.

Apoyen al empresario puertorriqueño y conviértanse en facilitadores.